THIRST (Sed de sangre); Park Chan-Wook.
Un sacerdote está cansado de rezar, y quiere estar más cerca de Dios que nunca. Decidido a cambiar su vida y entregarse a los brazos del cristianismo, se interna en un experimento para encontrar la cura de un virus. Allí muere... y es resucitado “milagrosamente” por una transfusión de sangre, que, accidentalmente era de vampiro. Tiempo después empezará a lidiar con las consecuencias, y mientras lo hace, para empeorar las cosas, se enamora. La chica le corresponde, pero irá poco a poco llevándolo a más placeres pecaminosos, alejándolo de la fe y ayudándolo a saciar su sed de sangre. Este es el detonante de una de las historias más originales que se han visto en el cine... no es original el caso de un virus, ni de sangre vampira, ni de un sacerdote pecador, lo interesante es el hecho de todas estas menciones juntas... pues todas ya están contadas, pero en géneros diferentes. Señores, hablemos de buen cine... hablemos de “Thirst”. Encontrar desde este lado del mundo algo de cine asiátic...