THIRST (Sed de sangre); Park Chan-Wook.

Un sacerdote está cansado de rezar, y quiere estar más cerca de Dios que nunca. Decidido a cambiar su vida y entregarse a los brazos del cristianismo, se interna en un experimento para encontrar la cura de un virus. Allí muere... y es resucitado “milagrosamente” por una transfusión de sangre, que, accidentalmente era de vampiro. Tiempo después empezará a lidiar con las consecuencias, y mientras lo hace, para empeorar las cosas, se enamora. La chica le corresponde, pero irá poco a poco llevándolo a más placeres pecaminosos, alejándolo de la fe y ayudándolo a saciar su sed de sangre.

Este es el detonante de una de las historias más originales que se han visto en el cine... no es original el caso de un virus, ni de sangre vampira, ni de un sacerdote pecador, lo interesante es el hecho de todas estas menciones juntas... pues todas ya están contadas, pero en géneros diferentes. Señores, hablemos de buen cine... hablemos de “Thirst”.

Encontrar desde este lado del mundo algo de cine asiático es en ocasiones un arduo trabajo, incluso cuando se tiene tan buenos surtidores en el pasillo de ingenería de Universidad Central de Venezuela. El caso es que, lejos de haber visto pocas películas asiáticas, este fin de semana me deleité con una que dejó todos mis sentidos totalmente traumatizados, y sí, me refiero a mis sentidos corporales, (tacto, olfato, vista, etc.).

Park Chan-Wook es un director que sin duda llama la atención. Al mirar una película como “Old Boy” uno realmente se pregunta si este tipo sabe lo que está haciendo... pues lejos de ser el mejor director de cine, es sin duda uno de los más originales. En el cine ya todo está contado, pero con Park uno realmente se sienta a pensarlo... porque en la manera en que él cuenta las cosas, definitivamente no se ve a menudo. La trilogía de la Venganza (desde el 2003), Cut (2004, segmento de Three Extremes), Thirst (2009); Estos son los únicos 3 de 11 films que le he visto al director, pero la última mención me hace, sin pensarlo dos veces, querer escribir acerca de su magnífico trabajo.

Recordemos “Old Boy”... (su película más conocida). Mucho de lo atractivo de esta película era que la carátula decía “Quentin Tarantino presenta”, gustándonos tanto la manera de filmar de Tarantino uno no duda en adquirir “Old Boy”, y al verla, gusta de inmediato el argumento alocado y desafinado de la historia... sin embargo, casi al final, se siente entonces que se está viendo una película de Tarantino, con sangre por aquí y por allá, a veces injustificada, a veces oportuna, y realmente con la historia de la hija se nota que Park no quería terminar la película, dándole vueltas y vueltas y más vueltas al asunto. Sí, uno queda satisfecho con “Old Boy”, es un argumento original, y su manera de contarlo lo es aún más... Luego si ves “Cut” un mediometraje que va sobre otro psicótico, lo de la originalidad, lo piensas dos veces. Aunque una vez más sus movimientos de cámara y la genialidad de sus planos y transiciones son brillantes, se siente de pronto que la originalidad la dejó un poco de lado... pues, un extra que odia a su director puede tener sentido y demasiada obviedad en la vida real, sin contar lo falsa que era la actuación de este personaje. Pero bien, hablemos de Thirst.

Cuando uno piensa en películas de vampiros realmente puede llegar a desagradarle mucho la idea. Ya Hollywood a apostado demasiadas veces por este género hasta fastidiar, de colocar una película en alguna sala de cine por ponerla... y claro está, al pensar en ‘vampiros coreanos’ más desagrada la idea. Pero Park Chan-Wook hace en este género un trabajo BRILLANTE, y le da la vuelta a los vampiros. Se nota desde un principio que no será una historia común de vampiros, y se siente por sobre todas las cosas que es una película pensada y trabajada con mucho tiempo de antelación. Realmente es una película que se le para en frente a Hollywood y le da 3 cachetadas. La película no solo va de vampiros, va de amor, de inocencia, de dolores inevitables, de ingratitud, de goce extremo, de sabores, de saciedad, de la sed del ser humano por quererlo todo. “Thirst” es una analogía de todo lo impuro que tenemos en este mundo real, y lo destructivo y doloroso que esto puede llegar a ser con el tiempo. Park nos muestra sin ningún titubeo, una película bastante cruda... y algo que se le agradece, siempre se preocupa por la coherencia. 

“Thirst” Es un film simplemente brillante, carente de clichés fílmicos, una película sádica, psicótica, e incluso en ocasiones conmovedora y divertida, como brillantemente lo logró Park es la escena final. Las escenas de sangre sin duda se huelen, se sienten cercanas y al verlas uno inconscientemente empezará a tragar. Su manera de filmar, las pocas pero oportunas escenas con la clara influencia del animé Japonés, la cámara rondando todo el tiempo a los personajes como sus propios fantasmas, el dolor de un sacerdote que para vivir necesita pecar y una chica que lo incita a hacerlo cada vez más... todos estos elementos hacen de “Thirst” una película fascinante, inteligente, amarga y dulce... uno realmente quiere ver lo que Park muestra. Contrario a lo que se puede apreciar en “Old Boy”, con este film se siente a un director único en cada escena y cada plano. Un trabajo maduro, dónde se nota una amplia experiencia en el dominio cinematográfico, un film consciente al 100%... un cine de autor. 

Lo mejor de “Thirst”:
  1. Sin duda el personaje de Kim Ok Bin (Tae-ju) la actuación es ASOMBROSA. No exagero, lo es. De las mejores actuaciones femeninas que se han visto en el cine.
  2. La música; Park te sumerge a otro mundo, te calma ante toda la locura que sucede en el film.
  3. La matanza después del partido de dominó; Es una secuencia sencillamente BESTIAL.
  4. La escena final; Es el corazón de la historia. Los últimos 10 minutos es un resumen de toda la historia en un maravilloso cortometraje.
  5. El plano final; Los dos primeros pasos de su muerte.

“Mi prioridad absoluta fue hacer un film que apelara a los cinco sentidos. Fui cuidadoso sobre como el film afectaría físicamente. Quise que Thirst fuera vista, oída y sentida incluso con el olfato y el tacto. En cada plano me esforcé por tener los cinco sentidos del publico constantemente alerta. Cuando pensaba sobre este proyecto hace diez años quería evitar los clichés habituales en el cine de vampiros, como la mansión, la capa, el ajo o la cruz cristiana. Los vampiros siempre se han representado de una manera romántica, con los colmillos y todo eso… Yo quería que mis vampiros fuera bastante realistas e incluso explicados científicamente”. Park Chan-Wook.

David Jesús Gradí.

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