Los amigos consejeros...


Hay un tipo de persona que desconcierta; el consejero, el que quiere ser visto como un mecías. Es este tipo de persona que siempre quiere dar concejos, aquel que se plantea como meta o proyecto de vida ayudarte a superar un problema sin que tú si quiera se lo hayas comentado. Este personaje, que puede ser tanto tu amigo como el amigo de tu amigo, es el que necesita más ayuda, pero está dispuesto a ayudarte para que salgas de lo que el ve como tu profunda desgracia. Quizá es por querer sentirse superior, un egoísta sin remedio alguno, o quizá realmente te aprecia y quiere tu bien... en cualquiera de los dos casos, el consejero probablemente acertará en lo que más te hace falta, puede llegar a desarmarte en dos segundos y descubrirte ese pequeño capítulo de vida que te incomoda por dentro... la diferencia, quizá bastante grande, es que tu problema lo tienes allí, frente a ti cada instante, intentando tomarlo de la mano para mostrarle un final feliz. A tu problema lo conoces, lo que pasa es que es un malcriado que no deja de berrinchear y quejarse... pero el consejero está allí queriendo ejercer la que cree su mejor profesión, como queriendo ganar unas elecciones para ejercer de ministro en tu problema sin saber si quiera que pasa con su vida. Empezará a hablarte de como debes hacer para que las cosas te resulten bien, intentará enseñarte con mucho afán, sin detenerse a pensar dentro de su propia experiencia que todo problema que nace en nuestras cabezas nos lo sabemos de memoria. Sabemos qué sucede, que no debemos hacer y que sí, nuestros problemas están allí presentes siempre, los practicamos una y otra vez, lo hablamos con la almohada... de manera que el querer 'enseñarte' como hacer las cosas solo engrandece la egolatría del consejero y lo desgasta. Tú no necesitas que te enseñen porque tú sabes como deberías proceder, lo que no te da permiso de proceder es el miedo, y el miedo es algo común que se quita fácilmente. Si te molesta demasiado, acércate al consejero y explícale... explícale que tu si sabes, pero no te atreves... si el consejero lo piensa y quiere ayudarte con el miedo y no con el problema, entonces va por un camino un poco más correcto. Sin embargo se toparía con una intersección imposible de esquivar... el consejero se encontrará tarde o temprano con la inequívoca realidad de que no puede ayudarte, ¡Será inevitable! ¡Se tendrá que dar cuenta!... el miedo que hace nacer los problemas se produce en ti, y tu lo alimentas cada día de tu vida, y solo tú podrás desnutrirlo y tumbarlo para que aplaste el miedo. Ni el consejero, ni Dios, ni la Biblia o el Corán... no señor, el problema es un ápice de ti, por lo tanto está resolverlo, o en el mejor de los casos, saberlo llevar.

A los amigos hay que sembrarles confianza para que hablen de lo que temen, porque eso los enriquecerá y los hará escucharse mientras hablan contigo. Entonces tomarán conciencia de sus palabras y ese enriquecimiento será mucho más efectivo que cualquier consejo.

Siempre queremos que nos den respuestas... porque siempre estamos poco atentos a escucharnos.

David Jesús. (DavidKiDuk)

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